La encía es una mucosa compuesta de tejido grueso que recubre los dientes y sostiene los dientes en los huesos maxilares. Actúa como protector de las raíces contra las bacterias. Debemos tener claro que una encía sana es de color sonrosada, si la encía está enrojecida o inflamada, es síntoma de una posible enfermedad en las mismas.
Las enfermedades de las encías más frecuentes son:
La gingivitis, que puede ser la primera fase de la periodontitis, consiste en un enrojecimiento de las encías, que se inflaman y sangran con facilidad. La gingivitis es generalmente de carácter bacteriano y es causada por los restos de comida que quedan atrapados entre los dientes.
Frecuentemente, comienza junto con el crecimiento de las muelas del juicio, que produce una concavidad donde se depositan estas bacterias. Esta enfermedad, puede curarse mediante una limpieza bucal profesional y con una buena higiene bucal tras ella, es decir, cepillados frecuentes y el uso de seda dental a diario.
Si la gingivitis avanza, puede convertirse en periodontitis, comúnmente también denominada piorrea. Es una enfermedad bucal que provoca la pérdida de colágeno en la boca, la recesión de las encías e incluso del hueso. Puede derivar en la pérdida de los tejidos y huesos que soportan los dientes y puede agravarse con el tiempo (periodontitis crónica).
Si esto sucede, el paciente afectado puede incluso perder las piezas dentales. Por ello es muy importante una buena salud bucal y frecuentes visitas a nuestro dentista. La especialidad que se encarga de tratar y solucionar este problema es la Periodoncia, aunque siempre preferimos no llegar a este paso.
A continuación os mencionamos algunas causas por las que debemos estar alerta:
Presta un cuidado especial a tu salud bucal y a la aparición de estos síntomas si:
Si coinciden alguno de los síntomas anteriores y además tienes alguna de las situaciones que acabamos de mencionar acude a tu dentista. Son factores de riesgo y puedes sufrir una enfermedad en tus encías.
Lo principal es cepillar los dientes tres veces al día y no emplear demasiada fuerza, podríamos dañar las encías. Un cepillo de dureza media es perfecto para ello. Deberemos renovar nuestro cepillo cada tres meses, ya sea manual o eléctrico.
El hilo o seda dental, el colutorio y los tan poco usados cepillos interproximales, son necesarios y esenciales para limpiar correctamente nuestros dientes, boca y encías.
Utilizar un buen dentífrico y productos específicos para el cuidado de nuestra boca es importante, por lo tanto, consulta a tu dentista sobre qué productos son los adecuados para ti.
Nuestra alimentación, es otro factor a tener en cuenta a la hora de prevenir enfermedades, y no solo bucales. Llevar una dieta equilibrada baja en azúcares y grasas saturadas, nos beneficiará enormemente.
Masticar alimentos como apio, manzanas o chicles sin azúcar, es una forma perfecta de ejercitar y mantener sana nuestra mandíbula y eliminar la placa bacteriana. Y por supuesto, evitar el consumo de sustancias perjudiciales para nuestro organismo como el alcohol o el tabaco.
Por último, no olvides acudir a tu dentista al menos una vez o dos al año para controlar la salud de tus dientes y encías. Pide cita para una buena limpieza dental, que ayudará a mantener tu salud bucal en perfectas condiciones.