La caries es una de las enfermedades dentales más comunes y extendidas en las edades más tempranas. Sólo en los países desarrollados, es la enfermedad crónica más frecuente. El 36% de los niños entre cinco y seis años tiene más de un diente afectado por la caries. Pero, ¿Cómo podemos prevenirla y detenerla en niños?
La caries es una infección del diente. Es una enfermedad bacteriana destructiva de las estructuras dentales producida por una serie de microbios que viven en nuestra boca. Las caries son, además, la enfermedad crónica infantil más común. También llamada “Caries del Biberón”, puede producirse desde el mismo instante en que aparecen los primeros dientes en la boca del niño.
Parte de los alimentos azucarados que consumimos queda sobre la superficie de los dientes y son metabolizados por estos microorganismos o bacterias, produciendo ácidos que destruyen el esmalte dental. Para compensar esta destrucción de esmalte, la saliva y el flúor remineralizan el diente. Sin embargo, si existe una mayor desmineralización de la pieza dental, ese diente se erosiona y aparece la caries.
Una vez que nuestro peque tiene una caries debemos acercarnos a la clínica dental habitual para que un odontopediatra pueda tratar el problema y ayudar a evitar las molestias o la perdida del diente. También determinará si se trata de una caries profunda, ya que se trata de forma distinta.
Los principales síntomas son: molestias y dolor en los dientes, pérdida o rotura de la pieza dental, mal aliento (halitosis) o mal sabor de boca. Estas son afecciones provocadas por la acumulación de bacterias en la cavidad bucal.
Sensibilidad dental, sobre todo ante alimentos calientes, cambio de color de la pieza dental (el esmalte se vuelve más oscuro o amarillea), sangrado durante el cepillado dental, infección o abscesos (flemones) y pequeños agujeros en la pieza dental son otros síntomas relacionados con la caries.
Cuando las caries que aparecen a una temprana edad no son tratadas, afectan a la masticación y por lo tanto a alimentación y al desarrollo físico. También producen dolor, complicando la concentración del infante y su aprendizaje. También pueden afectar a la alineación posterior y permanente de los dientes e incluso pueden infectarse y requerir hospitalización.
Algunas medidas que podemos tomar para tratar de prevenir la caries infantil o evitar la aparición de dientes picados incluyen la disminución del consumo de alimentos azucarados, ya que, como hemos mencionado anteriormente, quedan sobre la superficie de los dientes y, por lo tanto, es recomendable consumir este tipo de alimentos con la menor frecuencia posible. Los más peligrosos de este grupo son los que permanecen más tiempo en contacto con nuestra boca como las bebidas azucaradas, golosinas, caramelos, etc.
En el caso de los más pequeños, hay que evitar que se queden dormidos con el biberón. El motivo es que el azúcar de la leche en contacto prolongado con la boca del bebé actúa igual que los alimentos azucarados.
Existen bacterias en la cavidad bucal de los adultos, como la S. mutans, que pueden ser transferidas de madre a hijo por el contacto. Es por ello que se considera realmente importante que las madres acudan frecuentemente al dentista durante y después del embarazo. También deberían evitar acciones que puedan conllevar esa transmisión de la bacteria como chupar el chupete del niño, su cuchara, soplar su comida para enfriarla…
Si no hemos podido prevenir ni evitar las caries en los más pequeños, una actuación rápida es crucial. No hacerlo podría poner en riesgo el resto de dientes, es decir: podría extenderse. Los dientes irregulares son más propensos a tener caries, aunque podría evitarse aplicando una fina capa de sellador dental sobre los dientes permanentes si la edad lo permite, siempre por un profesional.
La dieta desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la caries dental, sobre todo el consumo de azúcares que es el principal detonante en la aparición de esta patología. La aplicación de flúor también es un importante arma preventiva y una manera de reforzar los dientes frente a la caries.
La mejor arma en el tratamiento para evitar los dientes picados y la mayoría de problemas dentales es una higiene correcta. Es importante que los niños se cepillen los dientes dos veces al día, por la mañana y por la noche, pero ¿se los están cepillando correctamente? Los dientes de los más pequeños tienen necesidades diferentes a los de los adultos y es importante que los niños tengan su propia pasta y que esta contenga flúor.
Si son menores de tres años, recomendamos que el cepillado sea llevado a cabo por los padres. Más adelante podrán hacerlo ellos solitos con supervisión de un adulto.
Existen suplementos orales de flúor, como colutorios, algunos de los cuales se pusieron de moda en los colegios. Estos no son recomendables para niños que no estén bajo un alto riesgo de caries, ya sea por mala alimentación, higiene deficiente o problemas dentales y no deben usarse si no han sido recomendados por un especialista.